La Casa Real, a través de la agencia EFE, y de un reportaje, emitido el pasado día 4 de Mayo, en el programa “Audiencia Abierta” de TVE, trató de salir al paso de su inminente hundimiento, con una huída hacia delante. La campaña de lavado de imagen de la monarquía, llega, tras conocerse hace unos días, la última encuesta del CIS, en que, por segunda vez (en 2012, ya suspendió nuevamente) en la historia de este régimen monárquico consolidado por el fascismo, la institución coronada, buque insignia del régimen, suspendía ante la valoración de los ciudadanos, que, esta vez sí por primera vez, la situaban como uno de sus principales problemas junto al paro.
La monarquía trata de poner parches a las vías de agua de este buque que se va a pique. Varios fueron los mensajes que transmitió, a través de los medios la Casa Real. Todos ellos, nos muestran su verdadera naturaleza y el alcance de su descomposición. Estos aspavientos, no hacen más que hundir a los Borbones en el barro de los lodos fascistas que los restauraron en España.
Son 4 los ejes estratégicos sobre los que pivotan su desesperada campaña por limpiar su imagen.
“Trasparencia en la cuentas”, “sometimiento al estado de derecho” – tiene gracia que lo diga un Jefe de Estado que impuso en su Carta Otorgada del 78 la inmunidad legal de su persona, y que su hijas ha sido “des-imputada por sus largas influencias- , “estabilidad”, frente a los rumores de abdicación- que lo despojaría de su inmunidad legal, y ha forzado a que el PP, a través de Cospedal, hiciese público que está trabajando para que el Rey, en el caso de que abdicase siguiese conservando su inmunidad legal- y por último “Continuidad” a través de Felipe- que probablemente nunca llegué a coronarse.
Con la explicitación de estos ejes, la Casa Real nos da un claro ejemplo práctico de aquel viejo refrán que dice: “Dime de que presumen y te diré de qué careces”
El Rey, ¿Un simple árbitro neutral y un perfecto embajador?
En las imágenes del reportaje aparecido en TVE, se nos ofrecía una figura del Rey, despachando en la Zarzuela, que nos trataba de deslizar la impresión, de un hombre de alta responsabilidad, trabajador atareado entre sus papeles. Con esto, se trataba de huir de la imagen que cada vez se hace más nítida entre el pueblo de “Campechano borrachín y mujeriego (a golpe de erario público) rodeado de lujosa y sibarita ociosidad”. Junto a esas imágenes, se nos traslada el mensaje de que el Rey potenciará su implicación directa en la política de Estado, haciendo de árbitro entre PP y PSOE, y desde una escrupulosa “neutralidad política, por encima de intereses particulares y de siglas”.
Estas palabras de la Casa Real, que busca ese aplauso (cada vez menos fácil) del pueblo, nos sitúan con claridad la significación política que tiene la monarquía en la política de Estado del régimen, y por tanto, cómo hemos de enfrentarla desde el republicanismo de izquierda. Porque no es cierto, como a veces se dice desde un “republicanismo continuista”, que trata de escamotear la tozuda realidad de la lucha de clases, que la monarquía sea un estamento inútil, desprovisto de toda influencia política real, y que por lo tanto, no tiene sentido seguir manteniendo esta institución por su carácter obsoleto, su coste económico y su antidemocrática transmisión de la Jefatura del Estado. Todos estos argumentos son ciertos, pero la izquierda tiene el debe de clarificar ante el pueblo una cuestión que ya hemos repetido en más de una ocasión, y que nos mantiene alerta ante cualquier intento de montar una Transición 2.0: “lo que verdaderamente nos sale caro de la monarquía no es su inmerecida asignación económica con el dinero público, sino el régimen explotador que sostiene y lidera”. Desde la izquierda, luchar contra la monarquía, tiene que conllevar, necesariamente, luchar por la ruptura democrática, luchar por derrocar el régimen.
Hay que situar con claridad, que la monarquía juega un papel político clave en este sistema. Precisamente, el ser “arbitro” entre los principales partidos sostenedores de este régimen. Ser la persona que garantiza el respeto y el acatamiento de las “normas del juego”. La clave está, en que esas normas de juego, son las que garantizan que la oligarquía siempre aplaste a los trabajadores, siempre imponga sus intereses, su programa político en este tablero de juego viciado, atado y bien atado y manipulado desde su origen fascista. El Rey, en su persona, encarna todo aquello que comparten los grandes partidos de la oligarquía (lo principal de su ser), ese ADN común, que hace que los ciudadanos, intuyeran algo, de lo que ya hay total certeza: “¡Todos los partidos del régimen son iguales!”, “¡PSOE y PP, la misma mierda es!”. El Rey representa esta estabilidad decadente del régimen, que lleva a los ciudadanos a darse cuenta de que da igual qué partido gane estas elecciones amañadas proporcionalmente, porque “todo va a seguir igual”, “lo llaman democracia y no lo es”, porque ya no es cuestión de uno u otro partido del régimen, sino que se trata de que el sistema es injusto y está podrido de corrupción desde su corona hasta sus tentáculos caciquiles provinciales. “Da igual a quien votes si al final gobiernan los mercados”, se oye por las calles con mucho acierto. Pues bien, todo esto es precisamente lo que representa el Rey.
Sin duda es el mejor embajador tras nuestras fronteras, pero es el mejor embajador de los grandes mercaderes españoles, que no del pueblo español. Pero además, lo que también hay poner al descubierto, es que el Rey, también es el mejor embajador de la Oligarquía financiera española, no solo fuera de nuestras fronteras, sino sobre todo, dentro de las instituciones del régimen, dentro del parlamento, y sus pasillos, dentro de las judicaturas, de los estamentos militares y los despachos a puerta cerrada y las casitas secretas palaciegas. La izquierda tiene que hablar de la república frente a la monarquía, sin paños calientes y con total claridad y contundencia: EL Rey es el jefe de todos los políticos de este régimen que defienden a la oligarquía frente a los trabajadores. Es el jefe de todos los recortes, es el Jefe de Estado de un régimen que miente, manipula, empobrece y reprime con contundencia a los ciudadanos indefensos. Es un Rey que está llevando, nuevamente, a un pueblo a la ruina para que unos pocos, cargados de privilegios de todo tipo, se enriquezcan.
Es por eso, que cuando hace ya dos años, nuestra Federación “Republicanos” intervino en sus primeras elecciones, y toda la izquierda institucional nos decía “La república no es prioritaria, antes está el empleo” , nuestra consigna, precisamente por eso, fue la de “Si la monarquía es de los mercados, la república será del pueblo”, porque sabíamos, que nada más prioritario hay en estos mementos que la unidad en un Frente Amplio y Popular para vencer el proyecto político de la oligarquía que toma cuerpo en su régimen, que nos azota con cada nuevo recorte y con cada vuelta de tuerca de la represión contra el pueblo.
Las instituciones del régimen en crisis y sin repuesto electoral.
Sin duda se están cumpliendo los graves pronósticos que señalábamos antes de las elecciones generales. Decíamos que el PSOE, que había asumido emprender el programa de la oligarquía frente a los recortes se hundiría, y ante la falta de alternativas contundentes por la izquierda, la gente sería abducida por el PP, pero teníamos claro que el PP, que iba a profundizar contundentemente el programa de recortes de la oligarquía, pronto se desgastaría, produciendo una crisis institucional sin precedentes: El Bipartidismo hace aguas, el gobierno, no tiene un recambio claro, y el Jefe de Estado, que debe dar estabilidad al régimen en estos momentos, está por los suelos.
Ante una situación así, desde Republicanos ya situábamos hace varios meses que había que encabezar una amplia campaña popular por la dimisión del gobierno. El pueblo, (espontáneamente en muchas ocasiones), en sus diversas luchas parciales han asumido esta tarea como propia y han puesto en la agenda de las organizaciones de la izquierda institucional la consigna de “Gobierno Dimisión”. En estos momentos esta tarea, se convierte en un reto revolucionario. Una presión firme, continuada y unitaria del pueblo en la calle, para conseguir un objetivo claro y conciso como es la Dimisión del Gobierno y la convocatoria de unas elecciones anticipadas, asestarían un contundente golpe a la oligarquía que la obligaría a marchar con el paso cambiado. Es ahora, responsabilidad de las organizaciones políticas progresistas, dar un paso firme para organizar junto al pueblo un Frente Amplio con el que forjar la Unidad Popular que consiga crear una posición al régimen, en unas elecciones anticipadas que tenemos que forzar. La izquierda no puede ir a la zaga de los acontecimientos, especulando con las encuestas de intención de voto, nadando y guardando la ropa. Nos consta que se están dando pasos, que la Junta Estatal Republicana está sirviendo como marco necesario por la unidad, pero la urgencia de la situación no permite demora. Es el momento de dedicarse con empeño a forzar la Dimisión del Gobierno entendiendo y explicando que ese ha de ser el primer gran paso para avanzar hacia la República Democrática y Federal que suponga una victoria democrática de la lucha popular y la derrota del régimen de la oligarquía.
Insistimos pues:
GOBIERNO DIMISIÓN
FRENTE AMPLIO Y POPULAR
y ELECCIONES ANTICIPADAS.
¡SI LA MONARQUÍA ES DE LOS MERCADOS, LA REPÚBLICA SERÁ DEL PUEBLO!
Carlos Quintero.
5 de Mayo, de 2013

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