El año próximo cumplirá los noventa. Es un viejecito adorable y es la mejor persona que he conocido. Jamás en su vida hizo daño a alguien y ayudó a cuantos se lo pidieron, siempre que pudo, y eso que tuvo motivos para odiar a mucha gente desde su miserable niñez.
Después, con los años, fue abducido y debidamente dormido por el más peligroso arma que existe para al ser humano: el miedo y su consecuencia, la resignación, hasta el punto de que hasta el día de hoy, a pesar de que hemos tratado de mostrarle la realidad de esta mísera vida y lo que hace que así sea, sigue con su letargo y, me temo, que no tiene solución ya: sigue votando a la derecha, a esos que le han hecho la vida -y la de los suyos- un verdadero calvario.
El pobre hombre, es tan simple como bonachón y tiene siempre esta frase para nosotros: “No se debe –ni se puede- luchar contra el capital, contra los ricos, contra los poderosos. Sin ellos no hay trabajo. Dejarles que manden y nunca faltará la faena”.
Triste preámbulo social para sus hijos. No le bastan las pruebas y argumentos que le hemos dado, ni los años que sus hijos y él mismo han trabajado en la mayor precariedad laboral; sin contratos, sin cotizar y con sueldos y condiciones vergonzosas. Una indigencia laboral que era –y es- la España de los sesenta, los setenta, los ochenta, los noventa y…hasta hoy mismo.
Tampoco quiere agarrar la dura realidad cuando cada mes le llega su triste pensión de poco más de seiscientos euros, después de cincuenta y tres años pegado a un sillón de barbería. Asegura, está convencido, de que cuando Rajoy “pille” el poder la cosa mejorará y habrá trabajo para todos, aunque, eso sí, con sueldos bajos, que tampoco hay que ser demasiado avariciosos.
Nuevamente, de cara al 20N, trataré de explicarle por enésima vez, como funciona este maldito cotarro. Cómo nos van manejando, y nosotros consintiendo, que nos manejen como a marionetas. Cómo el mangoneo de Merkel y Sarkozy, también muñecos de los que realmente mandan, aunque con los bolsillos llenos y la vejez asegurada, está mediatizando a tantos millones de europeos. No creo que me haga mucho caso y él continuará con sus ideas: “Primero, pan, y luego, justicia…”.
Al menos, mi relación con este anciano me ha permitido confirmar mis ideas y darme cuenta de dos cosas; una: habrá cambios, seguro. Costarán más de lo que creemos, pero esta corrupción, esta mafia, este capitalismo salvaje tienen que acabar. Por las buenas o…porque sí. Y, la segunda observación, es que no todos los votantes de derechas son gente interesada y personas de mal calado. Los hay que sólo son presa fácil y, algunos, hasta excelentes personas.
Difícil tarea la que tenemos por delante la gente republicana. Hemos de despertar muchas conciencias, pero, en realidad, no llegarán a darnos su afecto y comprensión si no somos lo suficientemente inteligentes para demostrarles que el miedo y la resignación, -los peores enemigos de las personas- como aquellos personajes que se lo han inoculado, han pasado a la historia y tienen que olvidarlos…Ojalá sepamos y podamos.