Las otras víctimas, por Gabriel Alcolea


Como si el terrorismo tuviera un solo color o los asesinatos tuvieran un plazo moral de caducidad, así es como en este “reino” se sigue tratando el dolor de cientos de miles de españoles, descendientes directos de personas que fueron vilipendiadas, ultrajadas, torturadas y asesinadas premeditadamente, durante los años que duró la dictadura franquista.

Posiblemente, los cuerpos de más de ciento veinte mil españoles andan aún tirados en cunetas o parajes desconocidos, sin que nadie realmente ayude de forma oficial a recuperar sus cuerpos y darles una sepultura digna. Quizás muchos, por su edad o por otros motivos más penosos sólo haya oído hablar de las víctimas de ETA o las del 11M, pero la verdad, que trata de ser ocultada y callada por demasiados españoles, entre los que destaca el partido Popular, con la oficiosa connivencia del PSOE y el cobarde silencio y abstención de una pléyade de jueces, funcionarios y dirigentes de autonomías de un marcado color azulón, la verdad, decía, es muy diferente.

Están vivos los hijos, hermanos, nietos, etc. De personas que por no ser cobardes y no saber callar ante la ignominia, la falta de libertad o por simples venganzas personales o espurias, siguen esperando, no ya una justicia reivindicativa –que de leyes que paliaran estos asesinatos ya supieron dotarse y blindarse los señoritos hacedores de la vil transición- pero sí, al menos, poder encontrar sus resto y poder llorarles de una vez en paz.

Me pregunto si individuos sin escrúpulos como el señor Mayor Oreja y otros como él que siguen jaleando el pasado franquista aún por condenar como es debido en el Parlamento español por su partido el PP, terminarán, con los años, dando el mismo tratamiento a las víctimas de ETA.

¿Será que su cristiano y católico proceder no incluye la piedad aún para los “rojos” asesinados por su invicto líder y caudillo?¿Será que más de uno de estos elementos que golpean su pecho en sus ancestrales iglesias y reciben “el cuerpo de Cristo” para perdonar sus pecados, en realidad, estén convencidos de que semejante negación de ayuda no será perdonada ni por todos los dioses del universo y, es más, incluso teman por sus actuaciones pasadas cuando dominaban las poltronas? ¿Es posible que aún siendo tan devotos meapilas, les importe un pimiento los muertos “del otro bando”? ¿Y Zapatero? ¿Qué le ha impedido dar un verdadero y final impulso a la Ley de la Memoria Histórica? y, así, terminar de una vez y decentemente con esta atrocidad, con este sufrimiento para miles y miles de personas que solo un pueblo cainista como el nuestro puede seguir consintiendo.

¿Qué ha sido de las víctimas republicanas? ¿Son víctimas con caducidad? ¿Creen estos políticos que son víctimas de segunda?. Pues se equivocan de lleno. Estas personas, estas muertes, siempre estarán en la memoria de cada uno que les conocieron, amaron y quisieron. Estas personas siempre estarán vivas entre nosotros; y nosotros, más vivos que nunca, podremos perdonar –quizás, en muchos casos- pero jamás olvidar. Eso, nunca.