La Comisión propone crear un fondo para la inversión en I+D y unos ‘eurobonos’ con los que acudir a los mercados

Los acontecimientos se han precipitado tras la victoria de Donald Trump y sus dudas sobre el futuro de la OTAN por la ‘austeridad’ europea, pero era algo que se venía mascando desde hace tiempo. El azote terrorista, la grave crisis fronteriza por el éxodo de los refugiados… En Europa sólo se habla de seguridad y más seguridad. Lo reconoció el lunes el propio Mario Draghi, presidente del BCE, en una comparecencia ante la Eurocámara en la que admitió que este tipo de políticas son las únicas que están generado unanimidad para seguir con la integración europea. Así que dicho y hecho. Con el plácet de Alemania, Francia, Italia y España, los cuatro grandes de la futura UE a 27, la Europa de la Defensa ha comenzado a tomar impulso. A ritmo bruselense, eso sí, pero con el brío de las grandes ocasiones.
Ayer, la Comisión propuso la creación de un fondo millonario articulado en dos «ventanas». Por un lado y bajo la tutela de los países, se pretende incentivar las inversiones conjuntas en proyectos como la fabricación de drones o compras conjuntas de material; se busca movilizar 5.000 millones al año. Y por el otro, se quiere fomentar el gasto en innovación y el desarrollo con el objetivo de destinar 500 millones anuales a partir de 2020 (en 2017, hay sólo 25). Los Estados miembros y el sector privado tienen mucho qué decir porque sin su participación, todo quedará en una propuesta bienintencionada con label europeo.
Europa hace tiempo que comenzó a quedarse atrás. En la última década, la inversión ‘ad hoc’ ha caído el 12% mientras que en China, por ejemplo, se ha disparado un 150%. Además, en 2015, Estados Unidos duplicó el dinero destinado por el conjunto de los 28 países de la UE. No hay que olvidar que la industria de defensa europea crea 1,4 millones de empleos altamente cualificados y factura 100.000 millones al año.
Para animar a los países a que arrimen su hombro y apuesten por participar en proyectos comunes bajo el paraguas de este nuevo fondo europeo, la Comisión ha propuesto que las aportaciones no computen a la hora de calcular el temido déficit.