Las redes sociales agitan Argelia con un llamamiento a la huelga general


En medio de una aguda crisis económica y de una creciente incertidumbre política, una huelga general convocada de forma anónima a través de herramientas como Twitter y Facebook se ha apoderado del discurso político en Argelia y puesto en jaque a un criticado Gobierno.

Nadie sabe de dónde ha salido ni quién la ha instigado, pero lo cierto es que su efecto se siente tanto en las calles, plagadas de gente que se afana por llenar la despensa de productos básicos, como en los medios de comunicación, repletos de reacciones de políticos y agentes sociales.

Incluso el primer ministro, Abdelmalek Sellal, tiene previsto dirigirse a la nación ante el clima de conflicto social que han creado los presupuestos generales del Estado para 2017 aprobados hoy por el Parlamento.

«He regresado por segundo día con la esperanza de comprar, pero es difícil, hay mucha gente y la tienda no quiere abrir sus puertas», explicaba hoy a Efe un anciano en la plaza del Primero de Mayo, en el centro de Argel.

El hombre, que prefirió no ser identificado, era uno de los cientos de argelinos que esta soleada mañana de diciembre hacía cola frente a la tienda del grupo estatal Eriad Setif, la Empresa de Industrias Alimentarias Cerealistas y Derivados que subvenciona el Gobierno.

«Tengo la sensación de vivir como en la década de los ochenta y los noventa», se lamentaba el anciano.

Anoche, en declaraciones a la prensa local, el presidente de la Asociación Nacional de Comerciantes y Artesanos (ANCA), Haj Tahar Bulanuar, intentó también aplacar la inquietud y aseguró que no existe huelga alguna convocada entre el 2 y el 7 de enero.

«Lo que circula en las redes sociales no es más que un rumor. Todos los productos alimenticios y las frutas y hortalizas (estarán en los mercados) en cantidades suficientes y sin ninguna interrupción», declaró.

Al hilo de este argumento, la ANCA insiste en que todo responde a una conspiración de «los barones de la especulación y el negocio de la política… para que aumente la demanda y se dupliquen los precios».

«Todos los negocios, tanto de venta al por mayor como minorista, continuarán su actividad normal en todas las provincias. No habrá ningún cambio significativo en los precios de los productos, que siempre estarán sujetos a la Ley de la oferta y demanda», reiteró.

Lo cierto, sin embargo, es que la inquietud y el malestar popular recorren Argelia desde que el pasado 29 de noviembre el Gobierno presentara unos presupuestos generales dominados por la austeridad y los recortes.

Según expertos consultados por Efe, estas previsiones económicas incluyen una peligrosa ecuación que amenaza el poder adquisitivo de los ciudadanos al combinar el aumento de la carga impositiva con la reducción paulatina de los subsidios a productos básicos.

Una receta con la que el Ejecutivo pretende frenar la inflación y paliar los efectos negativos que ha causado el abrupto y sostenido desplome de los precios del petróleo y gas, energías que suponen el 97 % de las exportaciones argelinas.

Con cerca de 40 millones de habitantes y la superficie más grande de África, Argelia carece de industria. Su economía es la de un país socialista y paternal en el que la mayor parte de los productos y servicios básicos están subvencionados -incluida la vivienda- y en el que el principal empleador es el propio Estado.

Gran parte de la riqueza está en manos del Ejército, institución que participa en una vida política altamente influida por el misterio que envuelve tanto el estado de salud del presidente, Abdelaziz Buteflika, como su sucesión.

En este ambiente, los diputados han aceptado unos presupuestos en los que se contemplan medidas como el aumento en dos puntos del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), que pasará del 17 % al 19 % para el tipo normal y del 7 % al 9 % para el tipo reducido.

Los argelinos pagarán también más caro este año el combustible, un 13 % la gasolina y un 8 % el gasoil, así como los transportes públicos y privados y la electricidad, que subirá entre un 25 % y un 65 %.

También subirán la tasa interna de consumo -se calcula que en un 30 %- y los productos considerados de lujo, como los vehículos todoterreno y coches con cilindradas superiores a 2.000 centímetros cúbicos, además del alcohol y el tabaco.

Además, se desarrollarán otras tasas, como nuevas imposiciones a la medicinas y a distintos productos farmacéuticos, un impuesto de eficiencia energética y más carga sobre las actividades inmobiliarias.

Todo ello ha llevado a que en las últimas semanas hayan estallado diversas movilizaciones y protestas, especialmente en las provincias del sur, y huelgas en varios sectores como la que ahora las redes sociales han convocado para la primera semana de enero en todo el país.

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