
La memoria democrática de nuestro país está llena de historias personales verdaderamente interesantes, curiosas, sorprendentes y, muchas veces, increíbles pero ciertas. Por eso, cada testimonio en primera persona de lo que fue la vida bajo la dictadura fascista en España es un tesoro que debemos recoger y cuidar con especial atención, sobre todo cuando ya hemos perdido tantas y tantas historias debido al miedo, a la vergüenza y al simple paso del tiempo. Por eso, el trabajo de Pepe Galán y su compañera Julieta Pérez tiene una importancia de primer nivel como documento, pero tiene una importancia humana aún mayor.
Como suele ser habitual, a medida que se acercaba la hora de comenzar el acto se presentaron las dudas y los temores de costumbre. La idea de que un documental sobre memoria histórica pueda atraer a mucha gente un martes laborable a las 19:00 es muy optimista, pero tampoco perdíamos la esperanza. Esa esperanza se fue convirtiendo en agradable realidad al ver llegar a los primeros vecinos (las primeras vecinas, de hecho), bastante pronto «para coger sitio». En cuestión de minutos las sillas dispuestas en un primer momento se quedaron cortas, y la llegada de Pepe y Julieta nos encontró ampliando el aforo con más filas de asientos.
Así, con puntualidad, dimos comienzo a la presentación del documental con una breve introducción por nuestra parte ante una sala totalmente llena, que devoró cada palabra de los autores, relatando la historia personal de Pepe y las peripecias de la producción de los 13 documentales que han realizado, de forma totalmente autónoma, y especialmente de este «Cuelgamuros, una historia inexpicable», de especial vinculación personal con el realizador.
Con este adelanto, y con un público plenamente entregado, pasamos a ver el vídeo (un adelanto de 45 minutos de lo que será el documental en sí), y de nuevo la emoción se adueñó de la sala (pese a los siempre inoportunos fallos técnicos de rigor), donde los espectadores no reprimieron expresiones de desagrado ante la aparición de los funestos personajes de la historia de España y Europa en los años 30 y 40; Hitler, Mussolini, Franco… personajes de ámbito nacional e internacional que tuvieron un punto de encuentro en la España oscura, siniestra y sangrienta del nacionalcatolicismo materializado en el llamado «Valle de los Caídos».
Por último, Pepe y Julieta compartieron con el animado público un coloquio en el que no dejamos de repasar la historia y la actualidad política española, con especial hincapié en el punto de inflexión de la llamada «transición»; ese gran pacto de silencio entre las cúpulas políticas de la «izquierda» y la oligarquía fascista, cuyos efectos, lamentablemente, se siguen sintiendo hoy día.
La tarde se nos hizo noche, y casi a las 22:00 tuvimos que animar a los últimos a salir del Espacio Colaborativo La Atenea, bajo la promesa de repetir pronto la visita de Pepe y Julieta, que nos dejaron con una saludable mezcla de sentimientos; el dolor de un pasado que no podemos cambiar, pero debemos recoger y reconocer, y la alegría de saber que la verdad de lo que fue la dictadura no será completamente olvidada ni manipulada, como parece pretender una buena parte de la actual oligarquía, dispuesta a entregarse de nuevo al fascismo antes que permitir que la democracia llegue a ser lo que dice su propio nombre: el poder del pueblo. En nuestras manos está que esto no ocurra.
Video del acto:
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