La alocución de Felipe VI, dos días después de las brutales cargas policiales en Cataluña, ha sido breve: apenas siete minutos. Mensaje para tranquilizar a las huestes franquistas, policiales y militares del “oé, oé, a por ellos” pero ni un palabra de condena de la inusitada violencia utilizada por su Gobierno y menos aun exponer soluciones que no se ciñan a las ya consabidas e inalterables “constitución”, “ley” y “diálogo” (“la unidad de España, la defensa de la Constitución y el respeto a la ley”) que cumplen, él y sus cortesanos del Congreso y Senado, solo cuando les interesa y conviene.
Felipe VI ha hecho piña con los reaccionarios de La Moncloa y Génova dando total apoyo y sin ambages por la mano dura contra la Generalitat por su aventura por la independencia. Felipe VI ha pronunciado un discurso duro y contundente sin sitio para ninguna opción al diálogo con los nacionalistas catalanes en lo que es en la práctica “una declaración de guerra a la Generalitat que preside Carles Puigdemont” como dice la prensa. Los timoratos que aun confiaban en que Felipe VI haría un llamamiento al diálogo y entendimiento por básico que fuera para solucionar esta crisis (“estamos viviendo momentos muy graves”, comenzó) les bastó el primer minuto para ver que Felipe VI se decantaba por las soluciones de la reacción más negra del país representadas por Rajoy, su gobierno y su partido.
Felipe VI que dice defender el derecho y la libertad de todos los catalanes ha ignorado a los mas de dos millones que han salido a las calles exigiendo y defendiendo su derecho a decidir y votando, a pesar del miedo y la represión. Es decir, exigiendo democracia; urnas, frente a la represión y el cerrilismo represor del gobierno del PP. Felipe VI habla de la ilegalidad del referéndum (“la vulneración sistemática de las normas aprobadas legal y legítimamente”) pero no de lo ilegítima que es su corona, heredera del ilegal y golpista franquismo, de que nadie le ha votado a él ni a sus antecesores, ni tampoco de lo ilegal que es la fortuna de su familia que está en paraísos fiscales.
Felipe VI ha sacado su mensaje para avivar la llama que dice querer apagar: la del enfrentamiento. Su mensaje ha sido una confrontación continúa (que abre la puerta a la aplicación del artículo 155 de su constitución, ese artículo que otorga facultades extraordinarias, ejército incluido, al Gobierno para que una comunidad autónoma vuelva al redil monárquico).
En definitiva, Felipe VI, se ha posicionado con los que representa, la oligarquía españolista más rancia y reaccionaria de Europa, se ha puesto del lado de la porra y la pelota de goma. ¡Que se vaya! Sigue el camino del oscurantismo, corrupción y cobardía borbónicos que le han precedido.
Ante ello, la respuesta de todo el pueblo español debe ser de solidaridad con los trabajadores catalanes, de unidad de todas las fuerzas auténticamente democráticas en un amplio Frente Popular que organicen esta oleada de indignación y justa rebeldía que traiga una República Popular y Federativa que haga frente a la barbarie del estado monárquico y dé una solución justa y democrática al problema nacional.
Comisión Permanente de Federación de Republicanos
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