Hace muchos años que desde este espacio vengo reclamando que recuperemos la conciencia obrera, volvamos a esa lucha del proletariado que hemos perdido por el camino. Este no será un artículo en el que les inunde de cifras de paro, de precariedad, de siniestralidad laboral… la sufren todos los días, directa o indirectamente. Lo saben de sobra. Ahora, pregúntense, ¿qué hacen para solucionarlo?
El empresariado no es nada sin la clase obrera. Nada. A pesar de tener la sartén cogida por el mango, la neoesclavitud promovida por bandas como la CEOE es quien lleva las riendas, quien, incluso, ha marcado durante mucho tiempo el ritmo a los gobiernos. Acabamos de terminar una campaña electoral y a cualquier persona con los pies en la tierra se le debieron revolver las tripas cada vez que escuchó a los partidos de uno y otro signo presumir de creación de empleo.
¿Cómo es posible que en esta España nuestra haya personas que con dos empleos no sea capaz de llegar a final de mes? ¿Cómo es que ningún partido político entona el mea culpa? Sencillamente es asqueroso presenciar cómo presidentes/as autonómic@s se erigen responsables de la bajada del paro en su región cuando tiene datos a favor y, en cambio, culpa al Gobierno central cuando se dispara. Y la clase obrera, agacha la cabeza y calla.
Hemos hablado mucho de lo narcotizada que estaba la sociedad; diría más, está lobotomizada. Parece mentira que ejemplos como los de Coca-Coca en Lucha o Amazon no sirvan para demostrarnos cómo la unión hace la fuerza. ¿Cómo es posible que la solidaridad obrera no ponga contra las cuerdas a ese empresariado ruin que ha nos ha chupado hasta el tuétano de los huesos?
A pesar del modo en que la banda explotadora quiere recortar derechos como el de huelga, tenemos que plantarle cara, denunciar a aquellas empresas y empresari@s que vulneran los derechos laborales y que, a pesar de estar aprobado por ley, no cumplen con el Salario Mínimo Interprofesional, que mantienen la brecha salarial entre hombres y mujeres, que siguen las directrices de grupos de poder como el Círculo de Empresarios y sus doctrinas aniquiladoras.
Denuncien a Inspección de Trabajo hasta saturarla, hasta que el escándalo del volumen de denuncias sea tan mayúsculo que traspase nuestras fronteras, avergüencen a nuestros Gobiernos, nos hagan salir a las calles y sudar frío a esa élite económica que nos desangra. Denuncien también en los medios, en tribunas como ésta, que está y estará siempre a disposición de quienes lo precisen, porque nadie la calla, haya que pagar el precio que haya que pagar (y que, en ocasiones, les aseguro que ya he pagado).
Cuanto más nos odien l@s poderos@s, más apoyos entre nuestros iguales, en la clase obrera, tenemos que ser capaces de ganarnos y, del mismo modo, ser nosotr@s apoyo de otr@s tantos que nos necesitan. Ese poder, ese torrente solidario es imparable, creánme; lo vieron con las personas pensionistas, muchas de ellas propulsoras de las libertades civiles que estamos perdiendo ahora. ¿A qué esperan?
Hoy 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, celebren pero, sobre todo, reivindiquen. ¿El qué? Trabajo digno, sí pero, por encima de todo, su propia dignidad, su conciencia obrera, esa que hoy por hoy no tienen. Para ello, no deleguen en reformas laborales, gobernantes o sindicatos. Suyo es el poder en primera instancia. A por él.
(artículo publicado originalmente el 01/05/2019)
*David Bollero. Colaborador de Público (excorresponsal oficioso en Londres), periodista vocacional en fase de desintoxicación informativa y pensador irreverente en continua hora extra.
Aunque en nuestro país la cosa fuera con retraso a causa del franquismo, en general en Occcidente (Europa Occidental más EEUU y algún otro país) la cima del capitalismo coincide con la demovilización de la clase obrera como sujeto y el recogimiento de esta dengtro de la sociedad burguesa. Hablo del capitalismo keynesiano o Estado del Bienestar. Fue el auge de la clase obrera y también su canto del cisne. También me llama la atención que la clase obrera fue una clase revolucionaria durante la etapa histórica de construcción de la sociedad burguesa, el siglo XIX y principios del XX. LA clase obrera actuaba como agente que trascendía el carácter burgués de la revolución burguesa. EL caso es que, visto ya el ciclo casi completo de la sociedad burguesa (sociedad articulada en torno al modo de producción capitalista) lo que vemos es que el auge y declive de la clase obrera van a la par con el auge y declive del capitalismo. Lo que en mi opinión tiene mucho que ver con la ley de caída de la tasa de ganancia, que implica la ineficiencia creciente tan propia de las últimas décadas y con ello el declive del capitalismo, y que su causa sea el crecimiento de la composición orgánica del capital, es decir, la sustitución ya abrumadora en medio de una superproductividad del trabajo, de trabajo por capital y el declive de la importancia social y económica de la clase obrera, cya importancia subsiste en la medida en que subsista la sociedad burguesa, que se basa en la explotación del trabajo asalariado productivo para generar el excedente económico sobre el que se construye toda la sociedad alimentando todas las actividades y trabajos asalariados o no que -a causa de las relaciones capitalistas de producción- consumen excedente en vez de crearlo, y cuya importancia social es creciente.
En las últimas décadas (po lo que respecta a España, desde la Transición) la clase obrera -es decir, la clase formada por aquellos trabajadores asalariados con cuyo trabajo sse incementa el capital, según definición de Marxc en el capital, y no el conjunto de todos los asalariados como redefinió el reformismo- es realmente patética. Rennunció a todo, a su carácter como sujeto político, y eso lo vemos hoy de la forma más asombrosa en que se pretende que la lucha de clases es aquello que más llamaba guerra de guerrillas inútil por sí sola y de carácter conservador por sí sola, y Lenin llamaba preámbulo preparatorio de la lucha de clases: se dice que la clase obrera debe de pasar de problema nacional, de discriminación de la mujer, de lucha por la República, etc., y que solo se ocupe de que le suban el sueldo en esa guerra que no es de clases: es de un colectivo de obreros contra su capitalista y no la movilización de una clase contra otra a nivel de toda la sociedad. Una clase que solo se ocupa de «sus cosillas» y que no le preocupa e incluso niega los grandes problemas sociales, ni de coña puede ponere al frente de toda la sociedad, y por eso no es la clase de vanguardia revolucionaria ue nos guiará hacia la nueva sociedad. Llevamos cien años en la creencia de que la clase obrera es la vanguardia que nos traerá el socialismo, pero nada, aquí esperando, y ya parece pitorreo, timo y broma cruel cuando la vemos amenazar con volverse racista, chovinista, etc., por sus mezquindades y cortedad de vista y berreando un victimismo lloronista que parece popio de niños, nada de una clase fuerte que mira llena de confianza al futuro ni nada de eso. Y ya no es una coyuntura, porque década tras dñecada y yendo a peor,.. La lucha de clases en España, que es la lucha por el poder político, toma en España una forma bien concreta que es la lucha por la III República -o contra ella- y esto es así porque el régimen actual que culmina la obra fraquista por silenciar al pueblo, quitarle el alma por el terror e incorporarlo domesticado al régimen -que eso es el franquismo sociológico y no los falangistas o los de VOX- es la forma de poder de la oligaruía originado sobre la base del racaso de la burguesía para construir una sociedad burguesa en condiciones que supuso la restauración de 1874, frente a la cual se alzaron las clases populares para quitarles ell mando en 1931. La lucha contra ese régimen falazmente de democracia burguesa o formal -porque no es ni eso, es mentira que lo es- es la lucha que condensa y centraliza los conflictos entre los intereses de las diversas clases frente a todos esos problemas que vienen del fracaso burgués en el XIX, que ni construyó la nación lni sentó las bases de un sólido desarrollo, y hoy solo se mantiene como mendigos de la cadena imperialista donde les dejen robar las potencias europeas y USA, enunciando a competir haciendo de nuestro país un país con una estructura económica «de bajo valor añadido» luego con salarios de mierda -en una política de integración en la UE etc fuertemente apoyada por la clase obrera, que cuando la transición, aparte del sector y tendencia rupturista que mató el carrillismo, lo que querían era «ser como los alemanes», en la «España de propietarios» que les dijo el franquismo. Y con eso, la clase obrera die que hay que renunciar a todo, olvdarse de todo, que todo es mentira, menos la lucha tradeunionista… La clase obrera no va a ninguna parte y no nos va a guiar a ningún lado, es patética. Fue revolucionaria cuando lo fue la burguesía, conservadora en la cima de la sociedad burguesa y hoy, que el capitalismo se desmorona, amenaza con se una clase reaccionaria y no quiere saber de nada ni tiene nada que ofrecer al resto de la sociedad, porque los grandes problemas de esta, que si cuestión nacional, que si el desastre climático, pues que son mentira poque no tienen que ver con su salario. No niego la posibilidad de equivocarme, pero creo que el ciclo vital de la clase obrera es paralelo al del capitalismo, no sé qué sectores sociales guiarán a la sociedad a la sociedad futura y es posible que realmente sea la clase obrera, pero lo interesante es estudiar el desarrolllo de las fuerzas productivas y cómo entran en conflicto con las relaciones capitalistas de producción, de manera que las fuerzas que representen ese desarrollo son las fuerzas revolucionarias.
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