Tras jugarse la vida en la sublevación de Jaca, Antonio Beltrán, el Esquinazau, pidió un trabajo en los Arañones al presidente de la II República.

Madrid, noviembre de 1932. Apenas dos años después de haber participado como civil en la sublevación de Jaca, Antonio Beltrán, el Esquinazau, se presentó en la capital de España para llevar una carta al presidente Niceto Alcalá Zamora después de que la II República le amnistiara de la pena de muerte. Había pasado cuatro meses en prisión tras ser detenido en Cillas, cerca de Huesca, como responsable del convoy de los sublevados que se enfrentaron con las tropas del Gobierno. Seguir leyendo 1930-1932 Cartas desde Canfranc