
(abril de 2017) Sí, soy ateo. Orgulloso de ello. Vengo de una familia que cree en uno de los muchos dioses que existen en el imaginario de los seres humanos: el de los cristianos. Yo fui educado en esa tradición. Seguí los dos ritos iniciáticos «normales»: bautizo y comunión. Un buen día decidí, tras muchas horas de lectura y reflexión que, como dice W. Allen, creía mas en el aire acondicionado que en Dios. El aire acondicionado también me falló por su gran contribución al cambio climático. Pasé entonces a una nueva fase, también descrita magnificamente por Woody Allen: «fui del cristianismo al narcisismo». Estoy seguro de que he ganado mucho con el cambio de Dios.