Con más de 250.000 personas llegadas de Burundi y Congo, el país africano protagoniza la que promete ser la mayor crisis de refugiados de África. Incrementar la ayuda internacional es ahora crucial: no hay garantías de que haya refugios para los que aún está por llegar.
Distribución de alimentos en el campo de Nduta, Tanzania.Louise Annaud/MSF
Mirno Pasquali ha trabajado como responsable de Asuntos Humanitarios de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Tanzania, donde ha podido observar cómo los refugiados de Burundi luchan cada día por sobrevivir con lo poco que lograron llevarse de sus casas
«Cuando llegan a Tanzania, muchos de ellos hambrientos y con síntomas de haber sufrido violaciones y palizas, se ven obligados a permanecer durante meses en un campo de refugiados hacinados y en unas condiciones sanitarias lamentables», recuerda MSF
Asentamientos colectivos para refugiados. Bajo cada una de estas carpas se hacinan hasta 200 personas, donde malviven durante meses. La escasez de espacio es tal que les obliga a dormir por turnos: las mujeres y niños descansan por las noches, los hombres durante el día. Foto: Mirno Pasquali/MSF.