La Virgen de las Lágrimas tuvo que rodear la plaza Primero de Mayo y no pudo desfilar ante la iglesia de San Pablo

No es fácil compaginar en algunas calles el paso de procesiones, la instalación de terrazas de establecimientos hosteleros y el tránsito de peatones, motivo por el que en distintos puntos se obliga a retirar mesas y sillas si es que ocupan la vía y no están en un espacio delimitado o sobre el acerado. Una medida que no es del agrado de los empresarios, pues conlleva molestias y esfuerzo añadido levantar a la clientela y desmontarlo todo, para luego volverlo a montar, pero que asumen con mayor o menor ánimo pues, en definitiva, también la Semana Santa y sus desfilen hacen que el negocio aumente considerablemente.
En la noche del Martes Santo, en la plaza Primero de Mayo, al paso de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas y San Nicolás de Bari, un hostelero se negó a retirar la terraza, con lo cual el desfile no pudo pasar por el interior y recorrer el tramo delantero de la iglesia de San Pablo hacia la calle Montiel como se pretendía, y tuvo que procesionar por la parte exterior de la plaza.
Quienes hacían la cobertura a la hermandad, normalmente personas de otras cofradías que van delante del desfile como apoyo, se encontraron con la negativa del empresario, quien aludía a que en el itinerario ponía plaza Primero de Mayo pero no por dentro sino por fuera. Ante esas circunstancias, y aunque algunos clientes que allí había estaban dispuestos a levantarse, como lo hicieron otras terrazas del mismo lugar, la cofradía optó por rodear la plaza por fuera.