Crónica de la manifestación por la limpieza de los colegios públicos de Móstoles, por Javier Pérez Galindo*


Las calles vuelven a llenarse contra quienes las vaciaron para llenar las instituciones.

Quizás alguien pensó, inocentemente, que tras la llegada al poder en 2015 de un gobierno encabezado por el PSOE junto a IUCM que se llamaba a sí mismo “del cambio” algo iba a cambiar. Quizás se ilusionó doblemente cuando, en julio de 2016, la candidatura “de unidad popular” avalada por Podemos entró también al gobierno y se hizo cargo de tres concejalías. Si pasó, pocas esperanzas deben quedarle ya a ese alguien. A las puertas de 2018 el cambio que nunca llegó se ha marchitado a ojos vista en Móstoles.

La mañana del jueves 25 de enero de 2018 Móstoles ha visto algo tan necesario como la movilización vecinal en defensa de sus derechos, pero lo ha hecho por unas circunstancias tan lamentables como son unas condiciones insalubres para los niños y niñas que estudian en los colegios públicos del pueblo.

Y es que resulta que quienes llegaron al poder criticando las privatizaciones y anunciando una defensa férrea de los servicios públicos se han demostrado tan representantes de la “vieja política” que tanto decían repudiar, como sus predecesores en sus respectivos cargos. Y lo han hecho de forma activa, pasando por encima de sus propias palabras y promesas ante el pueblo, contratando en septiembre de 2016 (con el gobierno tripartito ya consolidado) una nueva empresa para la limpieza de colegios públicos. La que ahora están realizando un servicio desastroso.

Pero como siempre en Móstoles, el pueblo no espera soluciones de sus políticos, sino que se las reclama y se las exige en la calle. Por eso las asociaciones de padres y madres de alumnos se han organizado para exigir soluciones. Sin entrar en polémicas ni hacer el trabajo de quienes cobran por ello. Soluciones, sin más.

Y así se logró el milagro; las calles que quedaron vacías cuando “el cambio” llenó las instituciones, volvieron a poblarse de pitos, pancartas y gritos reivindicativos. Y lo más curioso, dirigidos contra los mismos que decían que lo iban a solucionar todo desde dentro y una vez dentro dicen que no pueden cambiar nada.
Hemos visto un signo del momento político; una manifestación vecinal, sin pancartas, ni banderas, ni siglas, reclamando soluciones a un representante público escondido entre los visillos de la ventana de su despacho, logrando que quien se presentó como la esperanza del pueblo, se esconda de ese mismo pueblo.

Móstoles no tiene un gobierno digno, a la altura de su pueblo. No tiene ni siquiera un alcalde que represente a ese gobierno. Pero sigue teniendo lo que siempre ha tenido; un pueblo luchador y dignísimo, preparado para organizarse y defender lo suyo cuando haga falta. Y a su lado, quienes defendemos los derechos del pueblo pero con el pueblo. El resto, la demostración de que cuando no queremos, no podemos.

*Javier Pérez Galindo es presidente y fundador de Socialismo Mostoleño (SOMOS)

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