
Todos lo miraban pero pocos se paraban a escuchar sus razones, que él, en un rápido ejercicio de síntesis, había resumido en el modesto cartel que durante unas horas exhibió por el real sevillano: ‘PSOE. Podemos. IU. La desunión es traición’. Sin hablar apenas, con la frente alta pero no desafiante y el gesto resignado de quien ha conocido muchas derrotas, el veterano activista anónimo paseó sin descanso por la Feria de Abril su mensaje de unidad popular, pero lo cierto es que a esas horas el pueblo feriante no parecía estar para mensajes y mucho menos para unidades.
Era 15 de abril pero podría haber sido 14. Debería haber sido 14 para cerrar simbólicamente así el círculo del fracaso: la unidad de la izquierda se asemeja dolorosamente a aquella legendaria República que, por errores propios y traiciones ajenas, nunca pudo ser. Quienes la apoyaron están, a su manera, casi todos muertos y quienes la socavaron están, a la suya, casi todos vivos.
La vieja y noble idea de la unidad de la izquierda se ha quedado en eso: en una melancolía, en un jirón de niebla, en una ajada pancarta que interpela sin éxito a unos ciudadanos que están en otra cosa, como por ejemplo sobrevivir. La unidad de la izquierda es un hombre en una feria dando vueltas en círculo ante la mirada indiferente de otros hombres quelo observan entre curiosos y burlones como si fuera un zombi, sin sospechar que los verdaderos zombis tal vez son ellos.
Fuente: Andaluces