LA BROMA MACABRA, por J.M. Acedo


El pasado día 23 de Febrero, fecha en la que se conmemora el aniversario del pseudogolpe de Estado perpetrado en un lejano 1981 por elementos fascistas capitaneados por el general Armada y su mirlo blanco, Juan Carlos I de España, quien a medida que se sucedieron llamadas telefónicas de poderosos Gobiernos extranjeros retrocedió sobre sus pasos y dejó en nada lo que hubiera podido ser un retorno al pasado dramático, se sucedieron diversos hechos de una gravedad extrema.

Tales hechos, decididos en los oscuros despachos del poder, han soliviantado la ya de por sí caldeada opinión pública ante la evidencia constante de que la impunidad de la corrupción transversal que inunda nuestro Estado se origina en las propias decisiones judiciales y en la nula separación de poderes existente en nuestra mal llamada democracia.

Lo que en cualquier otra ocasión anterior hubiera podido pasar por una serie de coincidencias sin conexión alguna se transforma en una broma macabra contra la inteligencia y la dignidad de todo un pueblo español, atónito ante tanto descaro institucional y tan poca vergüenza, cuando descubre que el yerno del rey emérito Juan Carlos I, cuñado del actual rey Felipe VI y hermano de la infanta Cristina es condenado a unos cuantos años de prisión y no va a pisar la cárcel.

No conformes con insultarnos en nuestra cara, la sentencia judicial más increíble de toda la historia judicial española indica que ni tan siquiera ha de presentarse mensualmente en un Juzgado español, que puede hacerlo en su país de residencia actual, que no es otro que Suiza, y que demuestra arraigo y buen comportamiento. Como no se refiera a una arraigada conciencia en robar del erario público más de 9 millones de euros y de estafarnos mediante el timo de la estampita implicando en ello a la casa real, diversos altos cargos políticos, deportivos y empresariales en este trapicheo no sabemos a que pueden referirse con lo del arraigo ese.

Por si esto no fuera poco, ese mismo día el Gobierno probablemente más corrupto que haya pisado la Moncloa, récord complicado si tenemos en cuenta que gobiernos anteriores ya pusieron el listón de la corrupción muy alto, decide apartar de sus puestos a diversos fiscales destacados por su lucha anticorrupción, destacando especialmente el caso del fiscal de Murcia que acaba de imputar al mismo presidente de la Comunidad autónoma de Murcia en uno más de los escándalos de corrupción económica del PP. Por cierto, se trata de un fiscal que ha denunciado presiones de altas esferas de poder y hasta el asalto de su domicilio y robo de su ordenador personal. Poca broma, pues se trata de prácticas mafiosas amparadas por el poder.

A un tiempo, la presión sobre las actuaciones en pro de un referéndum independentista se agrava al imputar a toda la mesa del Parlament de Catalunya por firmar la convocatoria del pasado referéndum del 9N, que seguramente tendría que hacerse legal y acordadamente cuanto antes para resolver una disputa que nos distrae de cuestiones más acuciantes, dejando fuera al Sr Nuet por su demostrado comportamiento constitucional. Una broma macabra más, ya que ello demuestra que no se juzga en realidad una ilegalidad sino a una ideología y a su hoja de ruta, que nos guste o no existe y está sobre la mesa.

Ni tan siquiera sirve de consuelo para una opinión pública constantemente chuleada que ese mismo día recaigan sobre los causantes del escándalo de las tarjetas black una dura condena ni que al fin veamos confirmada la condena de cárcel de Rato y a Blesa, pues lo sustraído equivale al caso Noos pero sus consecuencias no.

La conclusión extraida de esta broma macabra en la que se ha convertido España, su justicia y sus instituciones, donde jueces honrados pierden su trabajo y son perseguidos por ejercer su profesión lo mejor posible y políticos corruptos arrastran por el fango la necesaria separación de poderes entre poder legislativo, ejecutivo y judicial ante la total inacción de una oposición inútil,  consiste en aseguraros que este sistema se acerca a su triste final porque el pueblo está harto de tanto trapicheo y desvergüenza.

La única  solución no violenta pasa por iniciar un proceso constituyente para una III República en serio, lo antes posible (por no decir ya), con nuevos actores políticos que rescaten lo mejor del 15M y de esa II República que pudo haber sido y nunca fue y acepten una verdadera reconciliación basada en nuestra memoria histórica y la redacción de una Nueva Constitución tras la realización de un referéndum constituyente sobre el modelo de Estado de nuestro país y sus posibles estructuras alternativas.

Esa república tan necesaria en estos tiempos de mentira generalizada y absoluta depravación y corrupción política es urgente, factible y realizable si dejamos de creer a falsos profetas que a la hora de la verdad no hacen nada porque forman parte del sistema, de tener miedo a las amenazas reales que todo un Presidente del Gobierno español indigno de ese cargo y de ese nombre realiza contra su propio pueblo, cuando en la propia Constitución del 78 que dice defender se expresa muy claramente que todas las instituciones del Estado deben proteger, defender y ayudar a su pueblo. Ël mismo incluido, claro está.

Entre otras cosas porque nosotros les pagamos y en su caso, nosotros les echamos, que visto lo visto es lo único que merecen antes de que se repita otra broma macabra como la que os explico en un futuro 23F.