Comunicado de Federación de Republicanos (RPS) ante el sexto aniversário de la abdicación del rey «emérito» y la coronación del rey «preparao».

Hoy se cumplen seis años de la precipitada abdicación de Juan Carlos I y la proclamación de Felipe VI como rey. El 19 de junio de 2014 todas las manifestaciones y concentraciones republicanas fueron prohibidas por el gobierno, conculcando el derecho constitucional de manifestación, con el pobre argumento de que era necesario evitar situaciones de riesgo y provocaciones hacia los manifestantes monárquicos. Madrid fue una ciudad en estado de sitio, con miles de policías identificando y reprimiendo a los pacíficos madrileños que portaban símbolos republicanos, y decenas de controles en los accesos a la capital.
La proclamación de Felipe VI fue simplemente una operación de imagen, un intento de lavar la cara a una institución absolutamente deteriorada por los casos de corrupción que le afectaban y los oscuros negocios de la familia real. La oligarquía pretendía, y sigue pretendiendo, organizar una segunda transición que le permita continuar disfrutando de su poder. Y para ello nada mejor que unos nuevos reyes: Felipe y Letizia, la parejita feliz, con sus dos hijas, tan monas y tan educaditas.
Seis años después de ese día infame, la situación es aún peor. La justicia suiza investiga el cobro de comisiones ilegales por parte del rey emérito y hasta la fiscalía del Tribunal Supremo ha tenido que iniciar una investigación sobre el tema para no quedar en evidencia. Salen a la luz en la prensa extranjera todos los escándalos de corrupción, los múltiples adulterios del anterior rey, todo lo que se sabía desde hace mucho tiempo y se ha intentado ocultar en España a cualquier precio. La mayoría de los medios de comunicación, políticos, periodistas, tertulianos, sociólogos, historiadores, todos ellos bien alimentados en el pesebre institucional; en fin, un ejército de aduladores, llevan años intentando enaltecer a la monarquía, pero la verdad se abre camino y es imposible detenerla.
La monarquía española es ilegal e ilegítima en origen, en cuanto fue impuesta por Franco y Juan CarlosI juró los Principios Fundamentales del Movimiento. Hay un hilo conductor que va de la dictadura franquista al actual monarca. La monarquía actual es la clave de bóveda de un sistema oligárquico que se gestó en los años de la Transición (1975-1978), cuando la clase política franquista pactó con la izquierda oficial una salida de la dictadura que dejaba intacto el aparato del Estado y mantenía el poder económico y político de la oligarquía.
La realidad es que el pueblo español mantiene con sus impuestos una institución absolutamente corrupta, al servicio de intereses incompatibles con la soberanía nacional y, en consecuencia, esencialmente antipatriótica, identificada con la dictadura franquista, al servicio de la oligarquía económica, ajena e insensible a los sufrimientos de las clases populares. La monarquía es una institución parasitaria que se sitúa contra el pueblo español, amparada en una vergonzosa Constitución que otorga a los reyes, incluso aunque ya no ejerzan como tales, la impunidad judicial, incluso si son culpables de los peores crímenes.
La pandemia ha agudizado la crisis capitalista, intensificando el paro, la miseria y el desastre social en las clases populares. Las reformas estructurales que nuestro país necesita no pueden llevarse a cabo en este orden económico y político. Solo hay una alternativa para salir del desastre en que nos encontramos: la ruptura con el régimen monárquico. Y eso no se logrará con llamamientos a un referéndum ni invitando a Felipe VI a que acuda a concentraciones y renuncie voluntariamente a la Corona. Frente al rey de la oligarquía, forjemos la unidad popular que nos permita a través de la lucha proclamar la III República en España. Una república de carácter popular y federal que sea la expresión de los intereses de la clase obrera, de las clases medias, de la pequeña y mediana burguesía, de los intelectuales. Una República que nos permita avanzar hacia un futuro de libertad, progreso, justicia social y soberanía nacional.
NUESTROS ENEMIGOS SON LA MONARQUÍA Y EL CAPITAL
UNIDAD POPULAR POR LA III REPÚBLICA