El desastre de Siria, que ya ha cumplido cinco años y medio, se quiera o no, va a durar todavía mucho tiempo y va a seguir siendo nefasto para el conjunto de la población del país.
El secretario de Estado John Kerry y su homólogo ruso, Sergei Lavrov, acaban de reunirse por enésima vez, y Kerry ha hecho unas declaraciones “esperanzadoras” acerca de un posible alto el fuego que abarque todos los frentes abiertos en Siria.
Kerry, que a veces puede resultar muy gracioso, ha declarado que el conflicto solo se resolverá mediante un “compromiso político”.
Naturalmente, esto no es así, porque puede muy bien haber un “compromiso político” sin que ello implique el fin de la violencia y de la guerra. Decir lo contrario es engañar a la gente, tanto a los sirios como a los foráneos.
Las decenas de organizaciones yihadistas que operan en el país, muchas de ellas apoyadas militarmente por Estados Unidos, Arabia Saudí y otros países occidentales y de la región, han florecido y nada indica que vayan a disolverse simplemente porque Kerry anuncie un “compromiso político”.
Si los americanos son tan ingenuos (y probablemente no lo son) de creer que un “compromiso político” va a llevar a Siria una democrcia liberal modélica y a acabar con los yihadistas, es que se están engañando a sí mismos y también a los demás.
La realidad sobre el terreno es muy distinta de la que pinta Kerry y esto se puede ver claramente en la incursión turca de los últimos seis días en norte de Siria, donde hay organizaciones de todo tipo luchando contra organizaciones de todo tipo.
El profesor americano Juan Cole ha descrito brevemente en su blog este domingo el caos que reina y ha notado que una organización financiada y armada por el Pentágono acaba de matar a un soldado turco en el norte de Siria, es decir a un soldado de la OTAN.
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