
La lucha de la mujer forma parte de la lucha de clases y así, cuando la correlación de fuerzas ha sido favorable a las capas populares, el feminismo ha conseguido derechos y avances en las condiciones materiales de vida de las mujeres. En el ciclo revolucionario de la primera parte del siglo pasado, que corresponde a la primera ola feminista se consiguió el derecho al aborto, el derecho al divorcio, al trabajo remunerado, al acceso a la educación, a la representación, al voto y un largo etcétera… en las épocas de retroceso de la lucha de clases, los esfuerzos y la lucha han de redoblarse para no perder lo conseguido y para seguir avanzando.
Este 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, vivimos una crisis económica, profundizada por la crisis sanitaria del Covid-19 que golpea a la clase trabajadora y con mayor dureza a la mujer trabajadora, su impacto en el empleo, en la salud, en la pobreza, en la migración y en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, es demoledor.
Esta situación nos empuja a prepararnos y organizarnos para luchar contra un sistema que no solo nos explota y oprime sino que también atenta contra nuestra vida, en sus ansias por un mayor beneficio. Las reflexiones de las feministas socialistas tienen vigencia en las democracias capitalistas del siglo XXI, cuando llamaban al movimiento de liberación de la mujer a no caer en la trampa de querer cambiar solamente su “pequeño mundo”, porque el movimiento de mujeres necesita reconstruir sus alianzas estratégicas y recuperar la bandera de la transformación social, para conquistar su emancipación y el fin de toda opresión.
Espreciso que acabar con la tendencia, auspiciada por la ONU y los Organismos Internacionales, a considerar los problemas a los que se enfrentan las mujeres como un asunto de “derechos humanos” y a intentar priorizar las reformas legales como las herramientas básicas de la intervención de los gobiernos. Esta tendencia nos impide desafiar el orden económico mundial que es la raíz de las nuevas formas de explotación que sufren las mujeres. La denuncia de la violencia contra las mujeres, no debe centrarse únicamente en la violencia física y la violación en el entorno doméstico…Porque el feminismo no puede ignorar la violencia inherente al proceso de acumulación capitalista, la violencia de las hambrunas, las guerras. El feminismo no se puede centrar únicamente en alcanzar la representación de las mujeres en todas las esferas del capitalismo como forma de alcanzar la igualdad… El feminismo tiene que centrar su lucha en los problemas que tienen las mas explotadas y oprimidas, las mujeres de las capas populares que trabajan sin contrato o con contratos temporales por un salario que no cubre sus necesidades vitales, como consecuencia de las sucesivas reformas laborales que han precarizado el mercado laboral. Las inmigrantes que tienen que ganarse la vida en el sector informal de la economía por la injusta Ley de Extranjería que las considera ilegales. Las que lucha por una vivienda para construir su proyecto vital, por una educación publica y de calidad para que sus hijos puedan acceder a todos los recursos en igualdad de condiciones, y por una Sanidad Universal y gratuita….
Las organizaciones de base van creciendo y van coordinándose para construir una alternativa fuerte y numerosa de lucha por las condiciones materiales enfrentándose de manera decidida y combativa contra el sistema que las oprime y explota, tejiendo alianzas con el conjunto de su clase para conseguir avanzar hacia la emancipación
VIVA EL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA
Comisión Permanente de Federación de Republicanos (RPS)
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