La movilización internacional convocada para este 8 de marzo debe servir para avanzar en la liberación de la mujer, debe ser un mazazo contra las cadenas que la atan al hogar, que la impiden ser mujer, persona en toda su plenitud, mujer y no solo madre, mujer y no solo esposa, ¡mujer libre, emancipada!
Esas cadenas son las cadenas del capitalismo, un sistema cuyos pilares no son otros que la explotación, la opresión y la desigualdad. El las forja; sus instituciones y agentes se las echan al cuello.
La crisis del capitalismo iniciada en 2008, y que todavía padecemos, ha recaído especialmente sobre las espaldas de las mujeres. Las políticas neoliberales, de austeridad, implementadas por los distintos gobiernos y parlamentos con la justificación de la crisis, han generado un enorme problema de paro, siendo la mujer trabajadora el principal sector expulsado del ámbito productivo, del mercado del trabajo, y empujada al hogar. Esas políticas han supuesto grandes recortes y graves deterioro y merma de los servicios públicos y sociales (Dependencia, guarderías, escuelas infantiles, geriátricos y residencias para personas de la tercera edad, etc.) de los que se ha tenido que hacer cargo, en buena medida, la mujer. Agudizado, además, por el hecho de que muchos de esos servicios y espacios han sido privatizados por lo que las familias de extracción popular han visto dificultado su acceso a los mismos por la pérdida constante de poder adquisitivo (paro, precariedad y menores salarios, pensiones y prestaciones sociales,…). Así, el capitalismo y sus gestores están recluyendo en el hogar a la mujer, que se ven obligadas a hacerse cargo de los cuidados de sus hijos, de sus familiares, de su casa,…, con lo que ven frustrada su emancipación, y en el caso de que mantenga su trabajo, su carga es doble, y una no remunerada. Obviamente, la mujer de las clases adineradas, de la burguesía (Ana P. Botín, las Koplowitz, etc), no tiene este problema porque sus altos ingresos le permiten pagarse todos estos servicios.
Hay que añadir, en al ámbito ideológico (y emotivo), la ponzoñosa campaña que llevan a cabo los voceros del capital, los principales medios de comunicación, con el bombardeo de toda una serie de casos de violaciones y asesinatos de mujeres que buscan generar miedo e inseguridad en ellas y disciplinar su conducta y actitud con el mismo objetivo: empujarlas hacia su “lugar natural”, el hogar.
Solo luchando contra el paro, por unos buenos servicios públicos y sociales, exigiendo al Estado que se haga cargo de los cuidados, denunciando esa campaña, y, en general, contra este injusto, inhumano y violento sistema es como podremos avanzar en la consecución de derechos sociales y laborales, hacia la igualdad, hacia la liberación de la mujer. Y esta lucha es una lucha de todos, nos incumbe a todos, mujeres y hombres, porque de todos es un deber romper las cadenas de la marginación y la discriminación, de la opresión y la explotación; de todos es misión alumbrar un mundo nuevo libre de injusticias y violencia, donde todas las personas tengan cubiertas sus necesidades, tanto las materiales como las espirituales, y, por ende, donde la mujer sea un ser humano libre y emancipado.
Comisión Permanente de la Federación de Republicanos (RPS)
Marzo de 2018
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