Este hecho quizá sirve como referencia a la capacidad y, sobre todo, voluntad política que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de limitar a las élites u oligarquías para favorecer a la clase obrera. En estos cien días han demostrado con creces que dicha voluntad es nula, no existe.

La gestión que han llevado a cabo, en cuanto a la pandemia se refiere, ha sido desastrosa. Sin duda han primado las ganancias del gran capital en detrimento de la salud y el bienestar de los y las trabajadoras. Por otra parte, el sistema de Salud, que tanto el PSOE como el PP contribuyeron a privatizarlo en un por ciento bastante elevado, ha puesto al descubierto qué es lo que ha priorizado para los gobernantes que se han ido alternando en el poder todos estos años.

Si nos referimos a la Reforma Laboral, esa que tanto el “socialista” José Luis Rodríguez como el neofranquista Mariano Rajoy manipularon para favorecer aún más a la oligarquía a costa de estrangular a todas las personas que se ven obligadas a vender su fuerza de trabajo, aquellas que generan la plusvalía que desborda los bolsillos de los y las capitalistas, concluiremos que se mantiene intacta. Y eso que Pedro Sánchez, al igual que Pablo Iglesias, aseguraron que iban a cambiarla.

Especialmente grave es que, además, como ministra de Trabajo del Gobierno “progresista” está la señora Yolanda Díaz, una militante del PCE.

Tampoco se ha derogado la llamada Ley Mordaza. Esta también fue una promesa del PSOE y de Unidas Podemos, por supuesto hoy incumplida. En todo caso, la citada ley se ha vuelto más férrea y agresiva, sobre todo en tiempos de pandemia, donde la represión policial campea a sus anchas, amparada por la permisividad del ministerio del Interior en particular y del Gobierno “izquierdista” en general. Las agresivas imágenes que estamos viendo todos estos días por parte de las fuerzas de seguridad del Estado son realmente escandalosas.

En definitiva, sólo han pasado cien días. No es que sean tantos, pero sí los suficientes como para entrever qué nos espera con la gestión del tandem de conveniencia Sánchez-Iglesias, que llaman Gobierno progresista o de izquierdas pero que está en las antípodas de serlo.

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