[REFLEXIONES DE UN CICLOTÍMICO] Fusilados al amanecer


Martes 27 de Septiembre de 2016.GERMÁN VALCÁRCEL | Llega otro veintisiete de septiembre y sigue siendo necesario recordar que, en defensa de los derechos y la memoria de los últimos fusilados del franquismo, hoy hace cuarenta y un años, dos miembros de ETA (entonces era otra cosa muy distinta en lo que después derivó) y tres del FRAP fueron víctimas del más cruel de los terrorismos, el de Estado.

Señalados como delincuentes, como terroristas, los antifascistas fusilados lo fueron tras unos juicios carentes de cualquier garantía y sustentados en unas “declaraciones” arrancadas bajo tortura. No olvidemos a nuestros muertos, que las nuevas generaciones conozcan la verdad de porqué murieron. Que se sepa el origen criminal, la catadura moral y donde tiene enterrados sus cimientos la actual «democracia» española. Hoy hace cuarenta y un años, los padres políticos de nuestros actuales gobernantes asesinaron a cinco jóvenes luchadores por la libertad, víctimas de la represión de una dictadura fascista; se llamaban José Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez-Bravo Solla, Ramón García Sanz, del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP), y Juan Paredes Manot, Txiki, y Ángel Otaegui Echevarría, de ETA.

Algunos, todavía, aunque éramos muy jóvenes, podemos dar testimonio y consternado recuerdo de aquellos días. Hubo rabia y gritos, pero sobre todo miedo, mucho miedo y tristeza, la misma que siento hoy viendo cómo los hijos y herederos políticos de los asesinos son votados, de forma mayoritaria, por un pueblo al que roban y pisotean impunemente, mientras imparten cínicamente lecciones de democracia y libertad. Ese pueblo, al cual el rodillo desidentificador y desorientador que, durante la Transición, puso en marcha la hoy izquierda institucional, para conseguir llegar al poder, ha dejado sin memoria y sin pasado, privándole de futuro y de democracia real.

No podemos permanecer inertes, llevamos casi cuarenta años de una supuesta democracia promovida por una Transición “ejemplar”, como la llaman, y seguimos igual en este sentido que cuando se instauró: con nuestras cunetas llenas de desaparecidos y desaparecidas. Y teniendo que aceptar que gentuza como ese matón que ejerce de portavoz del PP en el Congreso se ría y ningunee a las víctimas o que ladrones y amigos de narcotraficantes sean elegidos año tras año y considerados personas respetables en nuestra sociedad.

En este país la vida sigue siendo combate, así entiende la convivencia la derecha política y social española -den un repaso a las redes sociales-, por ello no podemos dejarnos amedrentar, ni dar un paso atrás en la confrontación en la que la derecha sociológica de este pais convierte la vida politica y social cuando no tienen el poder. En estos tiempos oscuros el pasado está más presente que nunca, cientos de personas son perseguidas y vigiladas por sus ideas, el actual Ministro del Interior utiliza las instituciones para sus intereses políticos, el aparato policíaco no es utilizado para perseguir y encarcelar a verdaderos delincuentes, los auténticos delincuentes son parte vital de su partido, del Régimen. En cambio persiguen, golpean, detienen, torturan, encarcelan a los disidentes (Noelia Cotelo, los titiriteros, los anarquistas catalanes, Alfons,…etc.). Son dignos sucesores de sus padres políticos. Ellos son los que mandan, son poderosos, aunque son menos. No les importa lo que digamos, pensemos, hagamos, siempre y cuando estemos mudos, sordos e inmóviles. Pero si queremos mirar el presente de frente ni olvido ni perdón, hasta que se haga justicia. Se lo debemos a los que dieron la vida por los ideales de justicia social, democracia y libertad.